PALENCIA. Abrió su peluquería en junio llevado no por la falta de empleo sino por la necesidad de un cambio de vida. “Y por amor”, apostilla Alberto Bernal, que en su local, montado “a capricho” en la avenida Cardenal Cisneros, ofrece a sus clientes un servicio unisex.
“Yo soy de Salamanca vine a Palencia por amor, pues mi novia también es de Salamanca y lleva tres años trabajando en Palencia, por eso me vine. Yo trabajaba para una empresa de productos cosméticos, Alcántara Cosmética, tenía trabajo fijo y en enero decidí dar un giro a mi vida. Estaba como técnico de la firma, viajaba por medio mundo haciendo galas de peluquería, shows, cursos, y estaba muy cansado de viajar, ya que hacía una media de 30 o 40 viajes al año. Me iba a Marruecos a hacer una feria de peluquería en Casablanca, venía y estaba tres días en Madrid y me iba a Miami, volvía y me iba a Milán a una revista de moda…”, comenta Alberto, que se muestra muy adaptado a Palencia.
“Es una ciudad tranquila, me ha encantado, me gusta el sitio y la gente, estoy muy contento”, hace hincapié Alberto, que viene de una familia de tradición en el oficio.
“Son todos peluqueros, mi padre, mi madre, mi hermano, tenemos peluquerías en Salamanca” añade Alberto, satisfecha de cómo le va el negocio.
“Venía ya con la idea de montar un negocio y no me puedo quejar, todos los días tengo gente y poco a poco va funcionando. El boca a boca funciona mucho, a la gente le gusta. Dentro de lo que cabe, yo estoy trabajando bien. Viniendo de fuera, el que encuentres un hueco es fenomenal… Son tiempos muy difíciles, pero yo ahora voy a coger una persona en diciembre”, hace hincapié Alberto, que reconoce que montar una empresa es difícil.
“No tienes ayudas, lo pones tú todo, vas a las administraciones y todas te dicen que no hay nada. Es un riesgo, porque tenía trabajo, pero el que no arriesga no gana”, afirma.